AL PUEBLO EXCELSO DE VIETNAM
Al pueblo hermano de Vietnam, llameante. A este pueblo que, en el medio mismo del mundo, en la edad del espanto, nos hace conocer que el fuego que hizo el hombre con su mano, sigue ardiendo en el fuego de sus manos.
Cuando unas gentes, los yanquis, pretendieron inmolar en Vietnam al pueblo entero con máquinas de fuego, a fuego construidas, cuando creyeron que así podían dominar el mundo, el pueblo de Vietnam; con el sólo vigor de sus manos eternas, los ha hecho correr hasta la luna.
¡Sí hermano vietnamita! Ahora eres tú el pueblo excelso entre los pueblos del mundo.
Vietnamita, semejante mío. Recibe este polvo esencia de mi pueblo, como ofrenda. Te lo entrego, con un poco de rubor pero de pie, firme, no de rodillas.
Para siempre firme y de pie, en tu nombre
Agosto, 1969
JOSÈ MARIA ARGUEDAS
Este texto, escrito por Arguedas en 1969, demuestra cuán similares son dos pueblos unidos por una sola causa; la extirpación de las clases y la fuerza dominante estadounidense. Es un canto a la victoria y a la libertad lograda con humildad, con valor, ese mismo valor que caracteriza a los indígenas americanos, un valor que trasciende hasta llegar al punto de una visión mucho más allá de lo humano pero conservando el dolor y el sufrimiento de un pueblo humillado por la bota norteña.
En el grupo de investigadores, se decidió que era el texto perfecto para iniciar esta parte de la investigación, porque contiene esa fuerza que lo hace sostenerse y que cabe en un contexto latinoamericano actual, como se demostrará en Todas las sangres.
Es difícil enfrentar un texto como Todas las sangres, sin notar la presencia de un drama espiritual y humano desde una visión enteramente artística, aun en el abordaje de temas tan complicados como la situación indígena que se encuentra inmersa entre la superación de las dicotomías que incluyen a los grandes terratenientes norteamericanos y a los pequeños campesinos del vasto territorio peruano.
Es necesario realizar un profundo rastreo de la vida del escritor para entender el porqué de la decisión de escribir y ocuparse de temas tan poco comunes como el indigenismo en la literatura; he aquí el meollo en el que ahondaremos a grandes rasgos.
Carlos Fuentes en cierta ocasión, comentaba que era muy difícil para un escritor, escribir sin que en su pluma se filtrara la verdad y se cargara el peso de toda una cultura; decía que el escritor es la máxima representación de lo social de su cultura ante el mundo .
José Maria es el ejemplo claro de esta afirmación en el caso peruano. Arguedas cargaba un problema espiritual que nunca se desligó del drama de una sociedad que es claramente vivida en la lectura de Todas las sangres. “No nos parece que, por casualidad haya nacido en el Perú, el intérprete inmortal del dolor humano. En ninguna parte, el dolor es acaso mas hondo y diverso ni mas poderoso y fecundo que en nuestra propia patria”. Estas palabras sobre Vallejo y José María Arguedas fueron dichas por él mismo durante una entrevista, y evidencian el alto grado de un compromiso que se lleva desde la cuna y es innato a la pluma de cualquier escritor, dando cuenta además del sufrimiento que ellos sienten y representan ante la opresión y la subyugación de los mas poderosos, en este caso los yanquis, ante un pueblo culturalmente rico y místico como el pueblo peruano, que desde la colonia, pasando por la época de la República y que hoy está en la vía de la aniquilación.
Todas las sangres es la evidencia real del choque entre la cultura hispana y los incaicos; de esto surgiría lo que Juan Larco denomina como un “doloroso proceso de mestizaje” que dirige su curso y que depende, de la “extirpación” de las absolutamente todas las formas de dominación que a lo largo de la historia ha estado asechando disfrazada, a la gran cantidad de valores culturales propios de que son dueños las masas indígenas en todo el territorio peruano y por qué no, latinoamericano.
Todas las sangres se ubica precisamente en el medio de todo este proceso de la transformación de un pueblo, de una nación, que ningún otro escritor ha podido antes evidenciar de esta manera, entre ellos a Ciro Alegría, quien ha dejado un legado del tema indio con gran significación pero no al nivel de profundidad de Arguedas, en el sentido de la expresión de los conflictos entre dos culturas, entre dos lenguas. Pero ¿por qué la profundidad y la severidad de Arguedas? Porque él mismo padeció los dolores de este conflicto en su propia sangre que le marcarían a la vez el “espíritu”
Arguedas era hijo de un abogado de tes blanca y pasó años decisivos de su infancia entre los indios,
(…) por circunstancias adversas fui obligado a dormir con los domésticos indios y a hacer algunos de los trabajos de los domésticos en esa primera infancia (…) No conocí gente más sabia y fuerte. Y los describían como degenerados, torpes e impenetrables. Así son para quienes los trataron como animales durante siglos (…).
Los indios lo ampararon y le brindaron el calor de hogar que le faltaba, y él en contribución, adoptó el quechua como lengua, aunque luego fuera arrancado del seno indígena y fuese llevado a vivir entre blancos, “entre gente que no comprendo, que no quiero” . Tiempo después retornaría al mundo de la “mistis”, al mundo mágico y hostil de los indios.
De esta influencia tan claramente marcada por las costumbres y temperamentos indios, Arguedas decide escribir. Escribe desde la perspectiva india, desde abajo, con una mirada panorámica de todo lo que implica y lo que para algunos implicó ser indio; es por ello mismo y por la incipiente industria y el moderno latifundismo de corte marcadamente capitalista, que hemos escogido a Todas las sangres como la novela más ambiciosa de Arguedas en cuanto a abarcar el mundo de la miseria india, desde la colonia española, hasta la actualidad con el imperio yanqui.
Para remitirnos a Todas las sangres es necesario tener en cuenta el término “indigenismo”. En la obra se sugiere que su autor asume la defensa del indio; el narrador, denuncia el latifundio feudal que la multinacional Wisther quería imponer en toda la zona de San Pedro. por medio de su aliado Fermín (hombre con tintes de Malinche), como parte del plan expansionista de los norteamericanos. Rendón Wilka, personaje central de la obra, también denuncia a su señor el gamonal, señor de horca y cuchillo, dueño de indios y de haciendas .
Todo lo anterior ha sido profundamente marcado por la pluma crítica de José Carlos Mariátegui con tintes marxistas revolucionarios que marcó el inicio de lo que se gestaría como el “indigenismo” y que contribuyó enormemente a la escritura de carácter indigenista de Ciro Alegría y de José Maria Arguedas.
Pero si miramos más allá, Arguedas trascendió ese “indigenismo” y se ocupó de temas que abarcaron a toda la nación peruana; en Todas las sangres se incluirán blancos, negros, mulatos y mestizos : o mejor aún, el mundo del blanco, del indio, de la costa, de la sierra etc. He aquí todas las sangres, y la lucha artística de Arguedas por la superación de esas dicotomías.
jueves, 3 de diciembre de 2009
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